La semana pasada quisimos ir a cenar al restaurante Xaac en Santa Fe y así lo planeamos. Gerardo pasó por Sonia a su trabajo situado en un lugar bucólico en la serranía que rodea la Ciudad de México y de ahí emprendimos el camino hasta el antiguo vertedero reconvertido en zona corporativa y residencial.
Cuando llegamos, ¡oh sorpresa, estaba cerrado! Ni a quien culpar, fue nuestro error por no checar los horarios, pues sólo abre de 13 a 18 horas los lunes y martes. En el pecado llevamos la penitencia y en una noche lluviosa y fría nos vimos buscando a dónde ir en ese confín de la civilización.
Como en pueblo gringo, ahí no hay peatones ni lugares que se detecten a simple vista. Todo son complejos comerciales y de oficinas que albergan algunos restaurantes de diverso pelaje. Para no hacerla larga, acabamos en el Rústico. Y rústico era.
Un elemento que nos movió a ir a un lugar de tan singular nombre es que una reconocida chef lo recomendó como su lugar favorito en su programa de tv. Pero ya se sabe que no se puede uno fiar de lo que dicen en la tele.
Llegamos y el lugar parecía un local tras la expansión del virus en Resident Evil: no había ni un alma para recibirnos. Tras titubear decidimos entrar y avanzamos sin encontrar forma de vida alguna durante un momento, hasta que topamos con un hombre vestido de overall al que sólo de faltaba tener una paja entre los dientes. Lo anterior tiene sentido, ya que el concepto del lugar es cocina de campo, pero la rusticidad es literal.
Se nota desde la decoración, que es como de cantina tex-mex y un poco de restaurante Arroyo, pero más limpio. Habríamos empezado, como siempre, con un cóctel, pero Sonia no podía tomar, por lo que nos conformamos con una botella de agua Perrier ($85).
El servicio era casual y despreocupado. A pesar del overall, tanto el mesero como el capitán se preocupaban por dar un servicio por encima de sus posibilidades.
De cortesía nos obsequiaron una arancini de risotto sobre puré de papa que estaba muy reseca y pastosa, pero se agradece la intención.
Un buen detalle es que, como tienen un horno de pan, te sirven al menos dos veces uno recién horneado. Lo malo era que parecía pan árabe albino y sabía como tortilla de harina medio cruda, además de que estaba presentado sobre un paño para trapear o jerga.
Gerardo, a los 10 minutos de beber agua se acordó que no es abstemio y pidió una copa de vino Ramirana Reserva Merlot ($85), un tinto chileno con aroma a moras y con matices herbáceos, humedad y chocolate. De estructura ligera, maridaba muy bien con los platillos que elegimos.
Como entrada pedimos para compartir un carpaccio de res ($95) bien presentado en un platón rectangular, con una ración generosa de arúgula y champiñones, muy bueno si se aderezaba con vinagre y aceite.
Una segunda entrada, ésta caliente, fue un chorizo argentino ($60) simple, ni muy bueno ni muy malo. Tenían morcilla (moronga), pero Sonia de plano no se animó a comerla.
De plato fuerte, igual compartimos un bacalao estofado ($175) con mariscos y con cassé de chorizo, presentado de manera sencilla pero con sabores interesantes por la combinación de lo marino con el embutido.
El segundo plato a compartir fue un chamorro de cerdo confitado en salsa verde ($142) que Sonia no pudo soportar, pero tal cual, porque al primer bocado decidió no comer más, pues el sabor era muy fuerte como resultado de una cocción incorrecta. A Gerardo no le disgustó y sí se comió su parte.
De postre Sonia terminó con un tiramisú ($48), que tampoco era el mejor, porque estaba muy refrigerado. Eso sí, la salsa de chocolate que lo guarnecía estaba deliciosa. Lo acompañó con un café americano ($28).
Gerardo, como casi siempre, pidió su plato de frutas, que no estaba en la carta, pero le sirvieron fresas con manzana ($48). Nada del otro mundo, pero la fruta estaba fresca. Además, bebió té de hierbabuena ($32).
La verdad es que llegamos a Rústico de forma improvisada, pues pensábamos a ir a un lugar de otra liga y nos encontramos en un sitio que, sin ser malo, distaba mucho de ser el mejor dentro de su categoría.
Al final, cualquiera que sea la clasificación del restaurante, uno espera que lo sorprendan y le den de comer bien. No comimos mal, pero tampoco nos sorprendió.
Dirección
Av. Vasco de Quiroga 2900Col. Santa Fe
Tel. 5292-4214
Horarios:
Dom de 13 a18 hrs; Lun a Mie de 13 a 00 hrs; Jue a Sáb de 13 01 hrs.
Casualmente, yo también llegué ahí un día por error.
ResponderEliminarYo quería probar una pasta y unos mejillones, por lo que pregunté si podía pedir de entrada una media orden de pasta (ravioles). A pesar de que el lugar, en viernes por la noche, estaba vacío, se negaron a complacerme. Se me hace ridículo, pero en ese momento me dije que por más buena que fuera lo comida, no regresaría por que no me dieron gusto.
Pedí unos mejillones con papas fritas, que eran como 8 mejillones, que además que no estaban muy frescos, y que la porción era muy tacaña, me sirvieron uno que ni siquiera estaba abierto.
No se si les sobren clientes, pero para mi, este par de detalles fueron suficientes para no regresar... Y tienen razón, la comida no es nada especial.
Desgraciadamente Rústico se suma a la lista de establecimientos que cerraron sus puertas. Al margen de que su oferta fuera o no la ideal, siempre es triste cuando un restaurante baja la cortina para no volverla a abrir.
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