lunes, 18 de octubre de 2010

Piegari, ¡Mama mía! ¡Che!


Un restaurante que llegó para enriquecer la oferta gastronómica de la zona sur de la Ciudad de México, es el Piegari. Un italiano interpretado por argentinos.
El lugar, en Avenida de la Paz en San Ángel, es una apuesta contra el destino, porque todos los negocios que han estado en la misma casa han quebrado más pronto que tarde. Sin embargo, la propuesta del Piegari parece sólida, con una ambientación muy bien hecha, con diferentes espacios, algunos espectaculares como el jardín, que es un área amplia con piso y con un domo muy alto de cristal que se puede abrir o cerrar completamente, dependiendo del clima que haya. Y aún queda un espacio de áreas verdes, donde hay esculturas de artistas contemporáneos.
La casa fue remodelada, quedando un lugar encantador en el que realmente se disfruta estar, sobretodo en el jardín, si el clima es bueno. De cualquier modo, el área está rodeada de calentadores que mantienen el lugar con una temperatura agradable.
Al poco de sentarnos para disfrutar del final de la tarde, el mesero nos ofreció algunos cócteles y dijo que los martinis eran la especialidad, aunque sólo mencionó tres. Sonia accedió a tomar un martini Piegari, hecho con guanábana y frutos rojos. Gerardo mejor pidió un etiqueta negra en la rocas.
Como llegamos a cenar temprano (todavía había luz solar) y además estamos engordando mucho, porque reseñar restaurantes chics tiene su costo, que se puede cuantificar en kilos y problemas digestivos, pedimos sólo una entrada no tan ligera, en lugar de las tres que acostumbramos: una provoleta con jitomates deshidratados ($150). La presentación era como cualquier provoleta, pero el sabor era excelente, un queso de buena calidad y los jitomates que lo complementaban con acidez y dulzor.
De segundo pedimos un ‘risotto ai fungí’, que en la carta se ofrecía como orden para tres ($490) o para dos ($350). Pedimos la segunda para compartir y aún así no pudimos terminarla, porque además de ser abundante, el sabor estaba muy saturado con hongos diversos, mantequilla, parmesano de no muy buena calidad, pimienta y un picor resultado de algún chile que cansaba al paladar.
Afortunadamente, para equilibrar teníamos un vino del valle de Guadalupe: Teziano, Norte 32 de Sinergi-VT ($1,450), un mono varietal de Cabernet Sauvignon que reinterpreta dicha cepa, convirtiéndola en algo muy refinado y redondo. Con aromas a frutos rojos en compota, tabaco y retrogusto a chocolate, acidez y tanicidad en equilibrio. Una increíble elección. Como detalle curioso, el sommelier nos comentó que la escultura que adorna la etiqueta del Teziano estuvo exhibida en el restaurante, porque el dueño del Piegari es amante del arte, razón por la que en todos los espacios existen obras que complementan muy bien la ambientación.
El sommelier, nos dio muy buen servicio. Nos explicó (y no como el típico discurso de memoria) el carácter del vino, además de que lo decantó para una mejor evolución.
El plato fuerte, que maridó perfectamente con el tinto, era un bife de chorizo Don Julio ($470). Eran 550 gramos de carne a las brasas con costra de tres pimientas, napada con salsa al tequila Don Julio, acompañada de papa horneada rellena de queso, tocino y cebollín. Este plato estaba en las “sugerencias de los bicentenarios” (por el de México y Argentina) en donde se exponían platillos que fusionaban técnicas e ingredientes de ambos países.
La presentación no era nada esmerada, simplemente la carne cubierta con mucha salsa, y la papa en otro plato, lo que de entrada no facilitaba mezclar los sabores. La cocción de la carne era correcta, dorada en el exterior y jugosa en el interior. La salsa, aunque tenía muy buen sabor, era opacada por la costra de pimientas que acaparaba toda la atención. Un plato bueno, de sabores fuertes y donde el tequila no tenía presencia. La cocción de la papa era dispareja, encontrando partes suaves y otras duras, además de que era más el relleno de queso, al estilo tex-mex.
La carta era tan extensa como la de un restaurante oriental, con al menos 10 secciones entre antipasto, pizza, sugerencias, risotto, pastas, aves, pescados, ensaladas, sopas, postre y más. Cansado para una elección rápida y más cuando se te antoja todo; por ejemplo, entre las entradas había unas aceitunas rellenas de carne y empanizadas ($190) que nos quedamos con ganas de probar, como muchos otros platos. Pero bueno, la oferta al final es buena y con mucha variedad para cualquier gusto.
El servicio es más que excelente, impecable; con un equipo profesional y esmerado en servir.
De postre cada quien pidió el suyo. Sonia un tradicional tiramisú ($130) que era una súper porción con mala presentación pero deliciosamente gordo al paladar. 
Y Gerardo, intentando ser más saludable, pidió un sorbete de limón con vino blanco espumoso ($120) que tuvo que regresar ya que el sorbete estaba derretido, el escarchado de la copa parecía el vaho del repostero que lo montó y, para colmo, lo adornaba una hermosa sobra de frambuesa que chorreaba y parecía haber sido masticada con anticipación. 
La segunda vez, la copa no estaba escarchada, el sorbete estaba sólido y traía adentro una zarzamora completa, como debe ser; aún así Gerardo no se lo comió por la acidez excesiva que tenía y que no maridaba nada con los vinos de postre que pedimos.
Compartimos dos vinos (que no babas) en cuatro copas. El primero, un italiano Dulcedo 2005 Santa Margerita, Veneto Italia, con aromas a frutas secas, mantequilla y toques de vainilla, nos gustó, pero menos que el segundo: un Sweet Goat 2007 by Tamaya, del valle de Limarí, en Chile, un vino de cosecha tardía de moscatel, cremoso, con aromas a durazno y membrillo (ate), así como almendras tostadas. Muy equilibrado y excelente para maridar con postres a base de lácteos.
En conclusión, el Piegari es un excelente lugar para una cena romántica, donde el gancho principal es el lugar, con un muy buen servicio y alimentos que, sin ser malos, podrían mejorar.

Dirección: Av. De la Paz 6, Col. San Ángel
Tel. 5550-3535

Horarios:
Dom. de 13:00 a 19:00 hrs.
Lun. a Mie. de 13:00 a 0:00 hrs.
Jue. a Sáb. de 13:00 a 1:00 hrs.

2 comentarios:

  1. hola, en realidad en gustos hay muchos...este lugar me parece de los mas lindos en la ciudad y obvio como todos siempre hay algo que mejorar, lo mejor es que es la tradicional cocina de la Nona y sus especialidades pastas, risottos, pizzas, etc son las mejores y las entradas, sus martinis, postres ni que decir, es cocina casera italiana.
    Ahi nunca habia habido ningún restaurante antes estaba la Tasca Manolo pero en el predio de al lado. Piegari es de mis favoritos en México...buenas observaciones soy amante de la comida y los restaurantes!
    Felicidades por hacer este tipo de reseñas y compartir sus experiencias

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  2. El Piegari tenía todo para triunfar y sin embargo, algo pasó y acabó por bajar la cortina para siempre. Lástima, echaremos de menos ese enorme jardín donde se la pasaba uno tan agradablemente.

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