Salir a cenar tarde los lunes en la ciudad de México puede resultar complicado si no se planea exactamente a dónde ir y se checan los horarios de servicio. Así nos pasó cuando quisimos ir al Meretoro, el restaurante del chef Jair Téllez (que también tiene el Laja en Ensenada, BC) y resulta que ese día descansa. Como no teníamos plan B y temíamos iniciar un recorrido frustrante, llegando a cada sitio un minuto después de que cerrara, tomamos rumbo a Masaryk, en Polanco, y así llegamos al D.O. (Denominación de Origen) del chef Pablo San Román.
¡Bingo! Ahí nos encontramos con una terraza que se antojaba por fresca en la noche de un día caluroso. Y así descubrimos que el tiempo fluía a otro ritmo. No había prisas, ni caras de “apúrenle porque ya va ser hora de irnos”. Para decirlo en un idioma muy castizo, todo era guapo: el lugar, el servicio y hasta el chef. Que antes de irse salió a saludar, como los toreros.El servicio desde el principio fue impecable, constante, esmerado y con mucha disposición.
Para abrir boca a Sonia le ofrecieron un Oporto Ferreira que aceptó gustosa y Gerardo siguiendo con la tradición de los vinos generosos, pidió una manzanilla.
Ya entrados en el menú, que es bastante largo, pero con mucho sentido, elegimos dos entradas para compartir, la primera: media orden pimientos rellenos de rabo ($135 la orden completa) y media orden de los mismos rellenos de txangurro –cangrejo moro- ($145) y también unas habitas con jamón ($165). Los tres con una presentación nada complicada pero de gran sabor, cocción perfecta y en resumen perfectos al paladar.
Lo que impresiona de la cocina del chef San Román, es su perfecto equilibrio de sabores, aunque todos fuertes pero con un resultado armonioso y lo más importante es la parte acogedora y cálida que transmite en sus preparaciones, que manteniendo el carácter tradicional de la cocina española, las hace contemporáneas sin llegar al minimalismo de la nouvelle couissine o de la cocina molecular.Así de principal ordenamos, Sonia el lomo de pescado en salsa verde con kokotxas y almejas ($220), que maridó con un vino blanco Santiago Ruiz o Rosal ($128), cosecha 2008 de Rias Baixas.
Gerardo se decidió por un mousse de yogur con frutas ($65) que tenían dos características fundamentrales para él: bajo en azúcares y cero lácteos, aunque luego sí le tupió duro al azúcar con el vino Tokaji Furmit ($110), cosecha tardía, de Hungría. El sabor del dulce era mucho mejor que su aspecto, ¡gracias a dios! Y el vino delicioso, parecido al sauterns, pero con un toque cítrico más acentuado.De las tres mesas, además de la nuestra, una era de españoles, otra mixta (un español con su secre multiusos) y una de británicos que llegaron tarde y a chupar, nosotros rompimos, una vez más, el récord de permanencia y fuimos los últimos en dejar el lugar.
Una hora antes se había ido el chef San Román, tras su vuelta al ruedo, haciendo ruido en plan guapo, en su Harley Davidson.
Dirección: Hegel 406 (esquina con Presidente Masaryk), Col. Polanco
Tels. 5255-0612 / 5255-0912

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