Ir a comer al Cabiria fue una bocanada de frescura. Descubrimos que no es que seamos sangrones y sólo nos gusten los lugares top. ¡No! Sí hay restaurantes medios en los que se come muy bien y el servicio es impecable. Cabiria es uno.
Para variar un poco esta vez fuimos a comer y no a cenar. Nos acompañó Alex, hijo de Gerardo, como la vez que fuimos fuimos al Izote, de Patricia Quintana.
La buena impresión empezó desde la ubicación, en la Plaza de Luis Cabrera, en la calle Orizaba de la Colonia Roma, con una terraza muy coqueta en el primer piso.
La actitud del servicio es excelente. Por ejemplo, al proponer los tragos no tienen una carta específica, pero dan muchas opciones y si ninguna convence ofrecen preparar lo que a uno se le antoje.
Como era muy temprano y Gerardo tenía una infección intestinal por no lavarse las manos antes de comer y Sonia es muy solidaria, sólo pedimos agua (Sta. María -$18- y Peñafiel -$24-). Alex pidió una limonada ($28).
La carta de alimentos es amplia, ordenada y clara. Un acierto para un restaurante que está en una plaza donde hay varios locales que ofrecen pizzas es que no incluye este plato en su oferta.
De entrada Sonia pidió un ‘Prosciutto e ficho con scamorza ai ferri’ que traducido al castellano simple es jamón prosciutto con higos y queso provolone a la plancha ($130). Un platillo bien hecho, equilibrado en sabores y presentado de una manera sencilla, ordenada y agradable.
Gerardo, torturado por lo que sugería la vista y limitado por su necio estómago, empezó con una ‘Minestrone di verdure’, sopa de verduras al estilo italiano ($75), que sí estaba rica pero no era tan ligera como hubiera esperado su pancita (es un decir), ni tan sugestiva como lo hubieran querido sus ojos. Pero no estaba mal, tampoco.
Alex, hizo la mejor elección, al menos visual, una ‘Caciucco livornese’, que era una sopa de mariscos a la livornesa ($130), con muy buen aroma e impresionante presentación. Se antojaba realmente.
Todas las porciones fueron más que suficientes, estaban muy bien presentadas, en las temperaturas correctas y servidas en un tiempo mínimo.
De fuerte Sonia ordenó un ‘Tonno al marinaio’ que, cosa rara en ella –nótese la ironía, era atún sellado con aceitunas, alcaparras, perejil y jitomate cherry con picante ($240), una presentación muy simple, pero con excelente sabor.
Gerardo se inclinó por ‘Branzino allí stile della casa’, o sea, Robalo al carbón marinado con hierbas aromáticas y jamón, que era el pez entero casi sin espinas y que no tenía aspecto de monstruo marino, como otros que ha probado ($220).
Y Alex para seguir con sus buenas decisiones gastronómicas pidió un ‘Ravioli di ricotta e limone in salsa di pomodoro e basilisco’: ravioles de queso ricotta y limón en salsa de jitomate y albahaca ($140).
Para acompañar el plato fuerte, Sonia quiso un vino tinto y preguntó qué opciones tenían por copeo y en lo que menos se dio cuenta ya tenía tres copas enfrente para probar otros tantos caldos. El primero que le dieron a catar fue el Nero d' Avola Syrah, Feudo Zirtari, Italia ($320 la botella y $65 la copa). Siguió el que la casa recomendaba como el tinto del mes: Gavius Monferrato Rosso D.O.C., también italiano ($395 botella y $85 copa) con un claro olor ajerzado.
Y para terminar un francés: Vieux rempart ($440 botella y $90 copa), que fue el que eligió, no por ser el mejor, sino porque es el que más cuadraba a su paladar y a su estómago en ese específico momento. Le pareció mejor el primero.
Para concluir dulcemente la comida, Sonia se decidió por el ‘Cannoli siciliani’ ($65): rollos de pasta fritos rellenos de queso ricotta y fruta cristalizada, no muy buenos que digamos, pues se hacían pesados por el ricotta, además de que la fruta cristalizada no se podía apreciar pues estaba molida dentro del queso. Tampoco le convenció mucho la presentación de los rollos servidos encima de una servilleta y, sin ser cabalística, le sorprendió que la porción fuera un número par, cuando lo acostumbrado es que sean impares.
Gerardo, a falta de fruta fresca, pidió ‘Pere all’amarone con crema di formaggio alla cannella’, que no eran otra cosa que peras al vino tinto con crema de queso a la canela ($65), bien presentadas y agradables al paladar. Alex pidió el clásico Tiramisú ($65) que era un monstruo por su tamaño y atascada presentación. No se lo terminó.
Gerardo regresó al día siguiente a cenar, ya con el estómago mejor, y ratificó la buena impresión que le causó Cabiria. Es una opción excelente para cenar en estos días de calor, con su terraza en la planta alta y abajo mesas en la banqueta, con una sensación de frescura que transmite su decoración art decó con espíritu minimalista.
Los baños merecen mención aparte porque están mejor que los de muchos lugares de super lujo, con pequeños mosaicos venecianos, que recuerdan los años 50, el de hombres todo negro y el de mujeres todo blanco.
Ah! Y el cubierto lo cobran a $20 por persona, una costumbre que no acabamos de entender. ¿Qué pasaría si como en la India decidiéramos comer con las manos?
Dirección: Plaza Luis Cabrera (Orizaba) 7
Entre Guanajuato y Zacatecas
Col. Roma Norte
Tels. 55641146 / 55845051
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Vayan a "Los caprichos del emperador", Citlaltepetl 9, entre Ozuluama y Amsterdam, Col. Condesa, me interesaría mucho leer una crónica escrita por ustedes.
ResponderEliminarHola Sergio. Con gusto lo pondremos en la agenda de restaurantes por visitar. Suena interesante conocer la cocina austro-húngara.
ResponderEliminarSaludos
El problema es que tendríamos que volver el tiempo atrás y escribirlo en una dimensión paralela, porque "Los caprichos del emperador" ya se encontró con su Benito Juárez y cerró. Ahora hay un bar. Lástima.
ResponderEliminarCuando lei su reseña de este lugar se me antojo muchisimo ir, pero no se me había presentado la ocasión. Hasta un día que mi intención era ir a Roseta que esta muy cerca de ahí y no había lugar. Entonces recorde que tenía pendiente visitar Cabiria.
ResponderEliminarSolo tengo que decirles que mi experiencia y las de mis tres acompañantes fue totalmente contraria a la que describen aqui. Mala suerte.
Lo sentimos. Tampoco tenemos la verdad universal. A nosotros sí nos tocó bien. Gerardo ha ido tres veces y todas le fue bien.
ResponderEliminarQue pena para mi tambien fue una experiencia desagradable, alimentos frios y el vino que te digo, relacion calidad precio muy mal. Mala suerte.
ResponderEliminarEl otro día al pasar por la Plaza de Luis Cabrera vimos que Cabiria estaba cerrado. Y a los dos días seguía cerrado. Todo parece indicar que cerró para siempre, pero tenemos que confirmarlo.
ResponderEliminarDe ser así, que tristeza, se los confirmaremos.
Y sí, el cierre de Cabiria fue para siempre. Este lugar que comenzó muy bien se fue apagando poco a poco hasta morir sin hacer ruido. Descanse en paz.
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