Comienza diciembre y los restaurantes se llenan por las
celebraciones navideñas de las empresas, así que más vale reservar. Así hicimos
en la Cantinetta del Becco, y qué bueno, porque de por sí que este lugar que abrió
hace poco en Santa Fe es un lugar de moda.
Llegamos ilusionados, porque en el restaurante madre (L’Osteríadel Becco) nos había ido muy bien. El lugar era hermoso, con dos salones totalmente
independientes, uno más tipo Lounge, con una barra y terraza, reservado para los
fumadores. Y el otro más tradicional, con dos cocinas abierta a cada lado, una
para lo frío y la otra para los platos calientes.
Claro que la Ostería es un lugar más formal y la Cantinetta
es más relajado. Y eso se refleja en la carta, pero no en los precios. Tampoco
la calidad de los alimentos ni en el servicio son equivalentes. Por ejemplo,
las bruschette.
Eran, la primera una revisión de la bruschetta clásica
($50), otra de foie gras y mermelada de higos ($98) y una más de trucha
marinada con pimientos en agridulce ($108). En esta última el pan estaba bien,
los pimientos cumplían con la descripción pero les hacía falta un poco de sazón
y la trucha a la vista no resultaba muy agradable; unidos los elementos, también
les faltaba encanto.
La de foie gras estaba cumplidora y la única realmente
buena era la más sencilla de todas: la clásica.
Al mismo tiempo llegaron unas Puntas de espárragos a la
mantequilla ($158) con huevos de codorniz estrellados y Provola ahumada. En
todo el plato sólo había cuatro puntas de espárrago (el resto eran tallos), el
queso era bueno y los huevos estaban en su punto, pero el plato tenía un exceso
de mantequilla, y en conjunto resultaba poco apetitoso.
El vino, un Montefalco Sagrantino 2005 ($1,490), de la casa Omero
Moretti, lo mejor de la noche, con una nariz muy interesante, con mucha
fruta para su edad. Un vino con muy buen cuerpo y estructura en boca. Carnoso y
muy agradable. El problema fue que el vino llegara a la mesa, porque llamamos
al sommelier y no aparecía ni tampoco la carta. Al final llegaron, pero nos
hicieron esperar.
De Principal, Eva prefirió un estofado Guanciale de ternera
al vino blanco ($398). La porción era pequeña, la carne suave y bien sazonada,
pero la salsa insuficiente. El puré de papa, de un estilo rústico y pasado de
sal, minimizaba las bondades de la carne, por lo que sólo consumió una pequeña
parte. Ordenó un poco más de salsa. El mesero se sorprendió, tardó mucho,
regresó con un salsero y comenzó a verter un líquido menos espeso en el plato,
por lo que Eva le pidió que dejara la salsa en la mesa y confirmó su teoría de
que era un fondo ligeramente reducido, en lugar de la salsa del estofado.
Gerardo tomó el Spaghettino a la guitarra con langosta al Armagnac
y Tomate cherry ($498) que era una pasta fresca y en la que el precio no se
justificaba de manera alguna, excepto por el crustáceo que es caro. Pero más
bien parecía hecho al guitarrón, con una mala presentación y sabor mediocre.
Ya de postre Eva ordenó un Babá al ron con crema pastelera
($128) el cual, sencillo y suave, cumplía con su función.
Y Gerardo pidió un Croccante de avellana con salsa de menta ($92)
que no se comió, porque era empalagoso y sin gracia.
En conclusión, el lugar es muy bonito y eso le augura un
éxito que pensamos no se merece, pues está a años luz de su mamá la Ostería.
Nota: Todas las fotos fueron tomadas con un
IPhone 4S.
Dirección: Javier Barros Sierra 540 (Centro Park Plaza), Col.
Santa Fe,
Tels.: 5292 6817 y 5292 6816
Página web:
Horarios: Dom. de 13:00 a 23:00 hrs.
Lun.
a Sáb. de 13:00 a 0:00 hrs.
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