viernes, 2 de diciembre de 2011

The Palm... Gracias, adiós


Coincidiendo con el Thanks Given Day fuimos a comer a un restaurante muy estadounidense: The Palm. Aclaro que no somos religiosos, sino más bien pecadores, pero sin duda tenemos mucho que agradecer.
Siguiendo la tradición, Gerardo pidió el menú especial de Acción de Gracias ($495) y en el que la estrella  era, por supuesto, el pavo. Que por cierto venia servido con jalea de arándano, ejotes y puré de camote, además del tradicional relleno. Un buen plato, sin ser excelente. Lo mejor fue el puré.
Eva, en una acción impulsada por el karma para restablecer el equilibrio del Universo, pidió de plato fuerte un filete New York de 400 grs. ($550), típico de The Palm, para comerlo ella solita. No pudo terminarlo. Como corresponde al nombre de Eva, intentó sonsacar a Gerardo para que comiera un trozo, pero éste ya tenia bastante con su menú especial.
La carne era buena, pero como acompañamiento pidió unos champiñones salteados, que no venían salteados, sino bañados en mantequilla, por lo que el sabor resultaba demasiado pesado y decidió cambiarlos por una Papa al horno, que estaba mucho mejor.
Como era una celebración, decidimos acompañar con una botella de Moët & Chandon Nectar Imperial. Festiva y óptima para una tarde como esa.
Pero antes de eso comimos, como es natural, las entradas. Eva ordenó unos Camarones Bruno Jumbo ($ 275), a la francesa, salteados en salsa de mostaza. El camarón era bueno, pero venía rebozado, y la salsa estaba hecha a base de mantequilla, por lo que resultaba un plato pesado, y difícil para abrir boca.
Gerardo inició su menú del "Día del pavo" con una Ensalada de palmitos que además llevaba diversas lechugas, endivias, espárragos y jitomate. No estaba mal, pero el aderezo era excesivo.
Eva continuó con una Ensalada fresca, con queso de cabra, higos y nuez. Todos los ingredientes estaban bien, pero el aliño resultaba demasiado ácido y no hacía que los ingredientes se unieran armoniosamente; de hecho era el problema, sobrepasaba a toda la ensalada.
El siguiente plato en el menú de Gerardo fue una sopa Clam Chowder, que para su decepción iba servida en un plato sopero y no en un pan hueco, como suele ser la tradición. En compensación, estaba deliciosa, con pocas almejas, pero espesa y reconfortante.
El plato fuerte ya lo mencionamos, así que pasamos a los postres, que en el caso de Eva fue un Pie caliente de manzana, que estaba demasiado dulce, por lo que sólo comió un poco y prefirió terminarse toda la bola de helado que lo acompañaba.
Y Gerardo cerró con la tradicional Tarta de calabaza, incluida en el menú, y que venía acompañada de una mermelada casera de fresa. Junto con la sopa fue lo mejor del menú. Estaba deliciosa.
Cerramos la noche con sendas copas de Pacific Rim Vin de Glaciére, de uva Riesling, de la casa Selenium Vineyard. Un vino con un muy buen balance de acidez y dulzor. Nos dejó un gran sabor de boca. Ideal para terminar nuestra comida. Por cierto que el sommelier era una persona muy gentil y preparada, que según nos aclaró era mexicano, pero hablaba con un acento francés parecido al de Pepe Le Peu (se pronuncia Po).
A diferencia de otras ocasiones, esta vez comimos rápido, así que nos sorprendió ver que, cuando llegamos, el restaurante estaba lleno a las tres cuartas partes, y cuando salimos no quedaba casi nadie. Fue como decir buen provecho y adiós.



Dirección: Campos Elíseos 218, Colonia Polanco, México Distrito Federal.
Teléfono: 5327 7762.
Horarios: Dom. de 13:00 a 18:00 horas.
Lun. a Sáb. de 13:00 a 23:30 horas.

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