En estos días gélidos fuimos a comer en plan kamikaze al Corazón de Maguey en el Jardín Centenario de Coyoacán. Y decimos kamikaze no por el lugar, sino porque desafiando la inclemencia del tiempo nos sentamos en la terraza. Y la verdad es que la pasamos maravillosamente bien. Claro que era la hora de la comida y fue un día menos helado que los del resto de la semana pasada.
Sonia llegó como 20 minutos antes y pidió una margarita de mango escarchado con sal de gusano, que estaba sabroso y muy pegador y, por fortuna para Gerardo, que la hizo esperar, muy relajante. De la paciencia de Sonia y el retraso de Gerardo el servicio dedujo que no teníamos prisa y se tardó como veinte minutos en volver a hacer acto de presencia.
Gerardo pidió, cuando se dignaron a hacerle caso, un coctel Barro, servido en una cazuelita de ese material y que llevaba mezcal Alipus, naranja, limón, toronja, granada, sal de gusano y chile. Estaba lo que sigue de bueno. La bebida se tomaba sin popote, directamente de la cazuela.
En la carta se dice que todos los cocteles están elaborados con miel de maguey, a excepción de los que ya en mención tienen azúcar mascabado.
De la concurrencia dedujimos que probablemente el lugar figura en alguna guía de turistas, pues había muchos extranjeros, pero no como los de Polanco, sino más alternativos. Ya de paso pedimos las entradas para no arriesgarnos a esperar otra media hora.
Para botanear se nos antojó un guacamole con chapulines ($99) que era una porción basta, servida con tres tostadas muy naturales y que mejoraba cualquiera de los guacamoles que hemos probado, sin duda alguna.
Y la otra entrada que pedimos fue un chile ancho de Michoacán ($99) relleno de plátano con nata de queso cotija, que no hay palabras exactas para describirlo, pues era excepcional en sabor.
Y antes de pasar a lo sustancial, revisamos a fondo la carta. En el menú de todos los días tienen las opciones infaltables como enmoladas, huachinango a la veracruzana, sopa de fideo, caldo xóchitl… las típicas opciones pero, a juzgar por lo habíamos probado, probablemente mejor hechas que en otros lugares de cocina mexicana de mayores pretensiones. Por cierto que hubo un plato que nos recordó en su concepto a los del Pujol. Y era el de huarache con top sirloin. Eso sí que es no dar paso sin huarache.
En la carta también se presentaba la sección de platillos del Bicentenario en donde había tres opciones de entradas, platos fuertes y postres; la mesera nos contó que los dueños habían hecho un viaje por toda la republica visitando desde los mercados hasta los restaurantes más costosos para rescatar y mejorar lo que hoy conforma dicho menú. Por nuestra cuenta nos enteramos que quien hizo el viaje fue el chef Alejandro Piñón, alias “El Tequila”, bautizado como la ruta de Aromas y Sabores, organizado por Patricia Quintana en la zona del Bajío y también Michoacán, Tlaxcala y Toluca.
Pero bueno, después de leer y releer una carta poco extensa pero con suficientes opciones, Sonia quiso un Atapacua de Michoacán ($125) que son trozos de cerdo en salsa verde espesada con masa y guarnecida con habas y ejotes. La temperatura y la cocción, así como la presentación eran excelentes, pero tenía un intenso sabor a grasa de cerdo y chicharrón que le hicieron a Sonia imposible terminar el plato.
Gerardo mejor pidió un chivo tapeado de Querétaro ($275) que sin ser las mejores piezas de carne, pues estaba medio pellejudo pero no correoso, se comía muy apeteciblemente, con sabrosas tortillitas clientes, aunque tampoco era nada del otro mundo.
Para compensar a Sonia que casi no había comido nada, decidimos probar el pez bruja en mole verde michoacano ($209), que sabía a mojarrita grasosa, de buena textura y cocción. El mole verde, aunque suave, armonizaba bien con los sabores del pescado y los frijolitos.
En esta ocasión no pedimos vino, porque se nos antojó más la cerveza artesanal que ofrecen en el lugar y que por el momento no se encuentra en ningún otro sitio. Nos inclinamos por la oscura, tipo Stout, aunque también tienen Piltzener. Nos explicaron que las elabora un holandés llamado Jorge, de apellido impronunciable, por lo menos para el mesero.
Y ya que hablamos del mesero, nos atendió un chico de carácter desenfadado que no tenía ni idea de nada, pero que era muy simpático y le cayó muy bien Sonia. Le dejamos el 15% de propina por hacernos reír.
De postre Sonia pidió un gaznate ($59) relleno de natilla de cajeta, con helado de vainilla, higos cristalizados y frambuesas, un postre muy bueno en concepto pero no tanto en realización, ya que la fruta del gaznate sabía a otros ingredientes, seguramente fritos en el mismo aceite.
Gerardo, muy citadino, ordenó un Chingadito del pueblito ($79) que era un puré de camote tatemado con helado de vainilla y machacado de frambuesa. Estaba bueno pero era cansado para el paladar.
Observando el local, de primera vista se puede apreciar lo típico mexicano en todo, desde los colores vivos y las sillas de cuero (equipales). Sencillo pero agradable, muy coyoacanense.
En el servicio, excepto la vez que nos dejaron esperando, todo fuer bastante rápido, eficiente y cuidado dentro de lo posible. Se nota que no son meseros de profesión, sino chavos necesitados de una chamba que lo hacen con la mejor disposición.
Durante el tiempo que estuvimos ahí notamos que varias mesas consumían jarras de un preparado cremoso, y al preguntar nos dijeron que era curado de vino tinto. Nos explicaron que conforme se acaba el pulque llega un nuevo pedido que se cura inmediatamente con la fruta, semilla o verdura que esté en la cocina. Todo un éxito. También tienen pulque natural en vaso, media jarra y jarra. Según quieran agarrarla.
Corazón de Maguey nos latió mucho más que otros lugares que son más costosos y, sobre todo, más pretensiosos.
Dirección:
Jardín Centenario 9, Colonia Del Carmen, Coyoacán.
Tel.: 5659 2912ny 5659 3165
Horarios:
Dom. a Mar. de 13:00 a 01:00 horas
Mie. a Sáb. De 13:00 a 02:00 horas
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Mi nombre es Eduardo lucero y soy el gerente de corazón de maguey gracias por sus comentarios buenos y sobretodo por los que no son tan buenos ya que aunque parezca cliché , nos ayudan a mejorar el chef Tequila esta al tanto y espero que en su próxima visita esto estará solucionado.
ResponderEliminarBUENAS, SOY VÍCTOR MANUEL SOSA GODÍNEZ, CHEF INVESTIGADOR DE COCINA QUERETANA Y AUNQUE NATIVO DE MI HERMOSA PERO DEPRECIADA CIUDAD DE MÉXICO, TENGO MAS DE 15 AÑOS QUE INICIÉ MI INVESTIGACIÓN DE LA RUTA DE LA PLATA, EN SAN MIGUEL DE ALLENDE Y 14 AÑOS DE HABER INICIADO MI INVESTIGACIÓN SOBRE COCINA QUERETANA, QUIERO MENCIONARLES QUE NO HAY PORQUÉ EL CHIVITO TAPEADO TENGA QUE ESTAR "PELLEJUDO" Y MUCHO MENOS DURO, PUESTO QUE ESTA CARNE, ORIGINALMENTE DEBE ESTAR COCIDA Y ADOBADA, UN UNA CAZUELA SELLADA CON MASA DE MAÍZ Y HORNEADA EN HOYO Y BRASAS. POR OTRA PARTE EL CAMOTE "ACHICALADO" (ACICALADO), TAMBIÉN DEBE ESTAR "HORNEADO", PREVIO COCIDO CON TEQUEZQUITE Y DESECADO AL SOL, HASTA QUE LA CASCARA ESTÉ ACARTONADA, SE ENMIELA CON PILONCILLO, CANELA Y ANÍS, METIENDOLO EN HORNO DE LEÑA Y SE LLAMABA "CHINGADITOS" A LOS QUERETANOS QUE LOS VENDIAN EN EL NORTE DE LA REPÚBLICA, POR SUS PREGONES CARACTERÍSTICOS. SALUDOS victorsosa_mx@yahoo.com
ResponderEliminarMuchas gracias por tu comentario Victor.
ResponderEliminarSaludos