La
cena de apertura de la cumbre gastronómica Mesaamérica 2012 fue “un robo”, en
palabras del periodista chileno, Enrique F. Molinero, quien pagó casi 3 mil
pesos con la ilusión de probar manjares preparados por grandes chefs,
acompañados por vinos de buena calidad.
A
cambio, lo que obtuvo fue una cena “de mediocre a mala”, con tiempos de espera
de más de 30 minutos entre un plato y otro, un pésimo servicio en el que los
camareros sistemáticamente retiraban las copas aún sin vaciar y sin siquiera
preguntar al comensal si había terminado.
Esa
fue la imagen de la nueva cocina mexicana que quedó grabada en Enrique, quien
vive en Berlín, Alemania.
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