La
distinguida familia vinícola Rivero González, de Parras Coahuila, se unió en
feliz maridaje con los platos del chef Daniel Ovadía en el restaurante Paxia de
San Ángel, al sur de la ciudad de México.
Fueron testigos varios comensales, entre ellos estos pecadores. La cita era a las 8:30, pero esa noche de martes, como es habitual en estas fechas, se cayó el cielo y el evento se retrasó una media hora.
Fueron testigos varios comensales, entre ellos estos pecadores. La cita era a las 8:30, pero esa noche de martes, como es habitual en estas fechas, se cayó el cielo y el evento se retrasó una media hora.
Para
maridar el primer plato estaba anunciado un vino rosado de 2010. Y eso fue lo
que nos sirvieron de beber mientras esperábamos. Sólo que se adelantaron como
15 minutos al plato y nos advirtieron de no beber hasta no tener el alimento,
con lo que cuando hubo que maridar, la temperatura del vino distaba mucho de
ser la ideal.
El ambiente
del local era muy agradable, con sus tonos vivos y luces tenues que creaban una
atmósfera íntima, lo que suavizó la espera. También bebimos Agua de Piedra, una
agua mineral destilada de manera natural en las montañas de la Sierra Madre de
Nuevo León.
Comenzamos
con un Foie gras con oporto, aire de parmesano y una teja fideo seco. Tenía un
buen sabor. El foie gras combinaba muy bien con la intensidad del aire de
parmesano y el oporto daba un toque que armonizaba el conjunto. El fideo seco venía
en forma de teja y aportaba textura, pero era el elemento menos grácil del
platillo.
Este plato
estuvo maridado con el mencionado Rivero González Rosado 2010. Una mezcla de
Merlot y Cabernet Franc. Un rosado muy interesante con una intensa carga aromática
y una textura untuosa en boca. Resultó ser la grata sorpresa de la noche.
Siguió un
Taco de pescado al pastor en tortilla de maíz recién hecha. Un clásico del
restaurante. El pescado era bueno y el adobo recordaba a los tradicionales. La
tortilla, agradablemente suave, combinaba perfectamente. Como guarniciones:
cilantro, cebolla, guacamole y la tradicional piña, pero en versión
deshidratada, que por cierto no estaba nada crujiente, sino más bien chiclosa.
Único detalle.
Para
maridar, una sorpresa: el Rivero González Blanco 2010, un monovarietal 100%
Cabernet Sauvignon. Era un vino atípico, de un color dorado, con peculiares
aromas a ciruela amarilla madura, melocotones, orejones de chabacano y flores
blancas. En boca presentaba una acidez muy consistente que nos hizo pensar que
podría dejarse madurar más tiempo en botella. Interesante.
Siguió una
sopa de fríjol negro con jamón ibérico de bellota “Joselito” y chochoyotes
(bolitas de masa de maíz con una hendidura al centro). Este plato también es un
viejo conocido de la carta del Paxia. El jamón combinaba perfectamente con el
sabor del fríjol, en una sopa untuosa y magnífica, especialmente reconfortante
en una noche tormentosa, y los chochoyotes ponían el encanto de lo rústico. El
vino con el que maridó esta sopa era el mismo Rivero González blanco 2010 del
plato anterior.
Continuamos
con los Escamoles en su tierra, con guacamole y granos de elote, limón negro y
queso fresco. Un plato que ya reseñamos en nuestra visita anterior al Paxia.
Muy bueno. Los escamoles con una buena textura y la ceniza contrastaba
perfecto. El atole de limón con tinta de calamar, y el elote con mayonesa de la
casa, todo excelente.
El maridaje
se realizó con el primer vino tinto de la noche, el joven Scielo 2009 de la
misma casa. Combinando las cepas Syrah, Cabernet Sauvignon y Merlot, con un
color violeta profundo. En nariz mucha fruta, una particular nota de café y una
ligera nota a menta. En boca, era un vino con un ataque medio-alto, tanino
presente y un cuerpo medio.
El siguiente
plato de la noche fue el Budin Azteca con pato, trufa blanca y foie gras.
Pretendía simular al escudo nacional, pero se identificaba menos que el Águila
mocha de Fox. Lo que sí quedó muy bien logrado era el nopal. Con todo, un buen
budín. La mezcla de elementos era extensa: tortilla; pato sazonado con poro;
foie gras y aceite de trufa blanca; crema de rancho; queso añejo, entre otros
más. Resultaba una combinación demasiado intensa y sobrecargada para nuestro
gusto. Afortunadamente la porción era pequeña.
A este
budín-escudo le tocó el vino Rivero Gonzalez Tinto 2007. Elaborado con una
mezcla de Merlot, Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc, que emulaba el estilo de
los vinos de Burdeos. Era un vino de color rojo rubí y aromas de frutos rojos y
notas especiadas. En boca presentaba un cuerpo medio y se confirmaban los
aromas percibidos en nariz.
Para
cerrar, el postre era un Flan de
cajeta con galletas de animalitos. una opción ideal para gordos, más que para
refinados. Así que como Gerardo es gourmand (glotón) y Eva gourmet, el primero,
pese a sus restricciones de lácteos y azúcar, se lo comió todo y le encantó.
Al postre
le correspondió el vino DosCienTos Merlot 2007. Vino tinto monovarietal con un
largo paso por barrica, con un color rojo granate intenso, con una nariz
compleja, frutos rojos, especias y notas ligeramente ahumadas. En boca, un
cuerpo medio, buena acidez, tanino terso. Buena estructura. Es un vino que
necesita oxigenarse bien para mostrar todas sus cualidades. El maridaje no nos
pareció correcto.
Al terminar
la ceremonia de maridaje nos quedamos un rato platicando con la sommelier de la
bodega, María, que también era la directora comercial.
Estabamos muy contentos degustando los vinos que nos quedaban en las copas,
bebiéndolos de manera escalonada, para percibir su intensidad. Pero lo que
percibimos fue la mirada intensa de un hombre, personal de cocina, que
literalmente nos fulminaba, cual espada de arcángel expulsando del Paraíso. La
indiscreción adquirió tal magnitud, que el personal de piso salió al quite para
moverlo del lugar. En fin, gajes del oficio.
Dirección: Avenida de La Paz 47, Col. San Ángel
Tel.: 5616
6964
Horarios: Lun. a Jue. de 13:00 a 24:00 hrs. Jue.
a Sáb. de 13:00 a 01:00 hrs. Dom. de 13:00 a 19:00 hrs
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