miércoles, 2 de febrero de 2011

Costa Guadiana... o Guadaña

El restaurante Costa Guadiana, ubicado en un lujoso centro comercial del no menos lujoso Bosques de las Lomas, es donde peor hemos comido entre los que superan la barrera de los 3 mil pesos. Y uno de los peores si lo comparamos con los que están en la franja de los 2 mil y francamente malo incluso comparado con los que se ubican en los mil pesos. O sea, es un restaurante tan malo como pretencioso y caro.
El lugar, visto desde el vecino Nobu, luce atractivo sobre todo por los colores cálidos del mobiliario y la decoración, en los tonos naranja y ocre. Ya estando ahí, si bien no era feo, tampoco era nada fuera de lo normal para un restaurante que quiere ostentarse como de lujo y que está en uno de los lugares más ricos de México.
Llegamos a cenar un miércoles sin reservación previa y no tuvimos problema para encontrar lugar, pues la ocupación estaba a dos terceras partes de la capacidad del local.
Para abrir boca, Eva pidió un Martini de mandarina ($136) que estaba elaborado con nieve del mismo sabor y que resultó muy bueno y Gerardo, en plan más conservador, ordenó un Tío Pepe ($85).
Después Eva encargó unos Tacos de paillard con guacamole ($193) que consistían en seis piezas, la mitad con tortilla de maíz blanco y la otra mitad con tortilla de maíz azul. Sabían igual que los de cualquier taquería de mediana categoría. Los sabores aparecían pero ninguno destacaba, ni siquiera la carne que se suponía era de buena calidad, ofrecía sorpresa alguna.
Gerardo eligió para empezar las Chalupas de plátano macho con tinga de pollo ($119), que venían entre las sugerencias de los chefs Mónica Beteta y Federico Rigoletti. La presentación era muy simple y el sabor del plátano, que hacia las veces de la tortilla de las chalupas, se perdía totalmente, opacado por la salsa de la tinga. Y eso que venían sin queso ni crema, a petición expresa, lo que si bien no agregaba sabores, tampoco repercutía gran cosa en la presentación.
De segundo tiempo Eva escogió el Fideo seco a los tres chiles ($108), que resultó peor que el que sirven en restaurantes de cierta cadena de hospitales y se encontraba muy lejos de acercarse a un buen fideo seco. El sabor de los chiles resultaba abrumador, la pasta no tenía la menor gracia, la crema era de mediocre calidad y el queso con textura parecida a el que sirven de guarnición en cualquier fonda, resultaba muy corriente, tanto que Eva cortésmente decidió pedirlo para llevar.
Maridamos los platos con un vino tinto Reserva Magna Domeq 2006 ($1125) que es de producción artesanal e incluye una mezcla de cepas Nebbiolo, Cabernet Sauvignon y Syrah. Presentaba un color rojo intenso con matices púrpuras; aromas de frutos negros con notas de chocolate amargo y vainilla; con un sabor potente y equilibrado. Sin duda lo mejor de la noche.
De principal Eva decidió probar el Huachinango abierto a las brasas Costa Guadiana (a la talla con frijoles y tortillas $364). ¡Oh, gran desilusión! Fea presentación, carne seca y sobrecocida, adobo que rebasaba el sabor del pescado, espantosa calidad de las guarniciones (los frijoles eran horribles y parecían de lata y de verdad que con su apariencia se volvió a sentir en una fonda, y el arroz, que parecía sazonado con un cubito de caldo de pollo industrializado y puré de tomate, se alejaba kilométricamente de un buen arroz a la mexicana). 
Y ya que parecía que nada más malo podría suceder, aparecieron sobre la piel del huachinango una serie de escamas, que fueron el final del intento de Eva por comer este caótico plato.
Gerardo escogió el Filete de robalo al pibil con plátano macho ($259) también de las sugerencias de los chefs. La presentación fue la mejor (o la menos mala) de la noche, con todo y que había descuidos como pequeñas manchas de salsa en las orillas del plato. La textura era correcta y la cocción estaba ligeramente pasada, lo que hacía que el pescado estuviera un poco seco. Una vez más el sabor del plátano se perdía en el de la salsa, en este caso debido a que eran dos delgadísimos crujientes de banana que aportaban más visualmente que en gusto.
Para el postre Eva ordenó el Pastel casero de naranja ($92) que venía acompañado por una bola de nieve de mandarina exactamente del mismo bote que la que sirvió para elaborar su martini. Aparte de esto, la textura del pastel era buena, pero la temperatura era mala (a Eva le habría encantado que se sirviera tibio por aquello del contraste) y la nieve era tan dulce, que le quitaba protagonismo al producto principal.
Gerardo pidió un plato de fruta fresca de temporada ($62) que eran fresas y venían anunciadas con crema y oporto. A Eva también se le antojaron y pidió uno igual. Sólo que como Gerardo tiene restricciones con lácteos y azúcar, solicitó que le llevaran la crema aparte y nada más le pusieran un chorrito de oporto. Pero he aquí que contrario a lo que expresaba la sintaxis de la carta, el oporto venía mezclado con la crema, la que además el camarero decidió traer por separado también para Eva. Esto no afectó gran cosa al postre, en el caso del de Eva, pero sí desmeritó su aspecto.
Para irse con un buen sabor de boca Eva ordenó como digestivo un Chartreusse amarillo ($131) en las rocas, que resultó adecuado y Gerardo la acompañó con un Oporto Ferreira ($82).
Por último, Gerardo pidió un Té forte con naranja ($42) que sabía a lo que uno espera de un té de esta marca, con su edulcorante no declarado.
Salimos francamente decepcionados de la comida y tampoco el servicio fue suficientemente bueno para compensar la experiencia. Para muestra un botón: estando en la puerta Gerardo se percató de que no había pedido copia desglosada de la nota y regresó a solicitarla, pero le dijeron que el sistema ya no podía emitirla y tuvo que conformarse con sacarle una foto al original.
En pocas palabras, comimos muy mal en un lugar muy caro.


Dirección: Av. Paseo de los Tamaridos 90
Col. Bosques de las Lomas
Tel.: 9135 0047
Horarios: Lun. de 13:30 a 22:00 horas; Mar. de 13:30 a 23:00 horas; de Mie. a Sáb. de 13:30 a 00:00 horas, y Dom. de 13:30 a 14:00 horas.

3 comentarios:

  1. bien q se puede esperar de un intento de cocinera y un critico de un periodiquito q solo buscan arruinar un sueño q por muchos años han trabajado para lograrlo pero bueno dicen q no hay mejor cosa q probarlo por uds mismos los invito a q vayan y prueven cada una de las cosas q hay en costa guadina

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  2. Muchas gracias por su comentario. Ante todo nosotros somos comensales que vamos buscando comer bien por el dinero que pagamos. No arruinamos ningún sueño. La comida era mala. Y respecto a su invitación créanos que no volveremos en mucho, mucho tiempo, habiendo tantos lugares en los que se come mucho mejor por menos dinero.

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  3. Que barbaridad no puedo creer en verdad que el restaurante sea una decepción. Trabajo en un corporativo de Arcos Bosques excelentemente, el día de mañana pienso ir a comer a Costa Guadiana y buscando información sobre el restaurante ya que no conozco el menú me tope con esto!! Que impresión! he visto ya la presentación de los platillos y se me hace de verdad carente! estudie gastronomía porque me gusta mucho al ámbito de la alta cocina y el buen sabor y obvio porque no una presentación que abra el apetito de un buen paladar. Vaya, vaya creo que pediré algo ínfimo (camarones costa guadiana) para no desairar la invitación que se hizo por asuntos laborales!! Gracias por la honesta critica por su parte. Para la persona anónima, me parece perfecto que defienda el sueño y progreso de sus fundadores! es perfectamente comprensible pero por favor contaten gente capaz que le de a la comida un sabor muy degustable y una presentación sublime! No sean decadentes...

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