Llegamos al Adonis en Polanco a escasos minutos de que
comenzara el espectáculo. El restaurante, en la parte de abajo cierra a las 10
de la noche, misma hora a la que, viernes y sábados, inicia un show en la parte
de arriba. Y allí es a donde estábamos.
Inició con un grupo flamenco compuesto por un guitarrista,
una cantadora, dos bailadoras y un bailador. Podrían haber estado en un patio
de Sevilla.
Mientras veíamos el zapateado, con el rabillo del ojo
leíamos la carta, que era sencilla, muy ad hoc con el lugar, pues su función
era complementar el show y no competir con él. Así, los platos eran lo
elemental de la comida típica libanesa.
Al principio y a manera de botana, ordenamos al centro de la
mesa un Shanklish ($68), sabroso y especiado. Combinado con el pan árabe
crujiente resultaba delicioso.
También pedimos Hojas de parra ($95) rellenas de carne y
arroz. Estaban sabrosas pero muy grasosas, por eso mismo quedaron algunas sobre
el plato. En todos los platillos la presentación era básica y casera.
Otra selección fue Msakaa que llevaba berenjena, piñón y
jitomate ($125), de delicioso e intenso sabor. La berenjena resultaba suculenta
y la salsa sustanciosa. Nos gustó mucho. Venía acompañada de arroz blanco, que sólo
cumplía con esa función.
Para acompañar esta comida pedimos un vino sencillo y ligero: un
Chianti Ruffino ($540).
Tras el grupo flamenco salió una bailarina de Belly Dance
que provocaba vértigo por el mero hecho de verla, pues se movía a una velocidad
pasmosa, en un derroche de energía y coordinación. Lo que más impresionó a
Gerardo fue la forma en que movía su enorme cabellera.
Después nos llevaron el Plato Libanés ($185), que para ser
sinceros pensamos que ya lo habían olvidado y les tuvimos que recordar. Estaba compuesto
por varias especialidades en pequeñas cantidades: tacos de col, calabazas
rellenas, kibbe, hojas de parra, tabule, jocoque y humus. Excelente muestra de
la cocina de la casa.
Coincidiendo con la llegada del mentado plato olvidado,
salió al escenario un grupo de bailarinas vestidas de blanco que llevaban unos
jarrones con flores que graciosamente repartieron entre los caballeros.
Les siguió un bailarín que se movía muy ágilmente haciendo
malabares con unos bastones iluminados de colores que al apagar la luz lucían
mucho al girar.
Terminamos con una selección de pastelillos árabes ($18 cada
uno). Venían presentados en una charola: polvorón, dedo de novia y empanaditas
de nuez, entre otros.
Mientras comíamos el dulce observamos a la ultima bailarina
de Belly Dance que se movía con mucha sensualidad y que culminó su acto
bailando con una bandeja sobre la que había varios cabos de velas encendidas y
con la que no sólo bailaba, sino que hacía un pase en el que quedaba
prácticamente recostada sobre el piso.
Lo que sí se nos olvidó pedir, fue un café turco, para la
digestión, pero, entre tanto baile, al final
no hizo falta. Salimos muy contentos y divertidos de un lugar con buen
ambiente, en el que nos dimos cuenta había muchos habituales.
Nota: A Gerardo se le olvidó la cámara y las fotos las
tomamos con un IPhone 4S.
Dirección: Homero 424 (esquina con Hegel), Colonia Polanco,
México DF
Teléfonos: 5531 6940 y 5531 8081
Horarios: Lun. a Jue. de 13:00 a 23:00 hrs.
Vier. y Sáb. de 13:00 a 02:00 hrs.
Dom. de 13:00 a 19:00 hrs.