El chef propietario del restaurante Merotoro, Jair Téllez, preparó una quijada de cerdo durante el congreso México, cocina abierta. Esto nos motivó a visitar su local en la Colonia Condesa de la Ciudad de México.
Otro aliciente para ir a Merotoro es que Jair también es ranchero.Tiene su propio rancho (Cortez) en el Valle de Guadalupe en donde cría sus animales, siembra parte de las hortalizas que ofrece y además tiene un viñedo cuyos caldos vende en sus restaurantes (La Laja, en Ensenada, y Meretoro) bajo la marca Cañada de Encinos.
Un ejemplo palpable lo degustarán si deciden pedir el vino ($450 la botella), un sabroso coupage de zinfandel y petit verdot, con sabores a nueces y pasas, que evoca un pan campesino.
Fuimos el miércoles a cenar al Merotoro, luego de haber ido un lunes y encontrarlo cerrado. Llevamos de invitado a Alex, hijo de Gerardo, lo que nos permitió conocer más platillos.
Antes de ordenar nos pusieron pan, con aceite de oliva de Baja California, buenísimo y sal de mar. Después de checar la carta que es corta pero con variedad suficiente además de mucha coherencia gastronómica y estilo homogéneo, pedimos las entradas. Sonia pidió media orden de ravioles de alcachofa con chícharos ($96) que estaban perfectos de sabor, pero de vista muy plana.
Y Alex se fue por un pulpo asado con vegetales en escabeche y salicornia ($123) que a juzgar por la vista y por una probadita que le dio a Gerardo resultó muy buena elección.
Gerardo se fue por un cordero del rancho Cortez ($298) con acelga y alubias cremosas que le pareció sabroso y además estaba muy acorde a la filosofía del chef porque aprovechaba varias partes del animal (paletilla y lomo).
Alex pidió el lomo de robalo al sartén con chícharos cremosos, bok choi y limón ($194) con una cocción impecable y bien complementada con los chícharos cremosos que no eran más que un puré.Al final decidimos no probar la quijada de cerdo al sartén con huevo pochado y lentejas braseadas ($108) porque pensamos que nos iba a colapsar las arterias durante la noche, así que decidimos dejarlo para otra visita a la hora de la comida, en la que los acompañaremos con harto vino del terruño para cortar la grasa.
Todos salimos contentos y bien comidos. Comprobamos el porqué del nombre y del logotipo que es una especie de minotauro marino, con cola de sirena y torso bovino, que se refleja perfectamente en la carta que equilibra productos del mar con los del rancho.Dirección: Amsterdam 204, col. Hipódromo-Condesa, México D.F.
Tel. 5564-7799
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ResponderEliminarGracias y Saludos.
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Lo visitamos por recomendación de la revista Chilango y fue una decepción total, como se atreven a rankearlo junto con restaurantes de la categoría del Biko, Pujol y Texca.
ResponderEliminarCosto totalmente desproporcionado para la mala calidad de los platillos, insípidos y sin presentación alguna, ni siquiera el vino lo sirven a la temperatura correcta, el lugar es X y el servicio fue lo único satisfactorio.
Aprovechando una cena con amigos fuimos a conocer el restaurante del cual alguien me habia platicado. Dejando aparte la compañia y conversacion que fueron muy agradables el restaurante, en mi opinion, estuvo a la altura. La comida muy buena y el servicio atento sin ser molesto. No es barato pero lo bueno nunca lo es. Definitivamente vale la pena y toda mi mesa fue de esa opinion. Regresaremos pronto ya que varios de los platillos del menu se nos antojaron y obviamente no pudimos probarlos todos. Excelente propuesta gastronomica manteniendo los pies en la tierra. Mucho exito.
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