miércoles, 1 de febrero de 2012

Tori Tori, olé, olé


El nuevo Tori Tori de la calle Temístocles, en Polanco, es el restaurante más bonito al que jamás hemos ido en la Ciudad de México.
Tan es hermoso que ganó un premio: ‘Best of Year Awards 2011’ en la subcategoría ‘Hospitality: Fine Dinning’ (fina mesa), organizado por la revista estadounidense ‘Interior Design’.
También es un lugar de moda y para cenar hay que reservar por lo menos con un día de anticipación (se sugieren dos).
Pero modas y premios aparte, es un lugar donde comimos bien. Aunque tienen que esmerarse un poco en el servicio, que fue descuidado. Pero el lugar es tan increíble que resultó peccata minuta.
Nos instalaron en el salón de té, de lo más minimalista y que se inspira en los tatamis, sólo que con una silla y un lugar para meter los pies debajo de la mesa, a manera de hoyo en el piso. Muy bonito.
De entradas pedimos Aguedashi tofu frito ($65) dorado y calientito, las dos texturas (frito y húmedo) se combinaban sensualmente, creando un agradable contraste en la boca.
Casi al mismo tiempo llegó la Aguemono croqueta de mariscos ($70), con una gruesa y crujiente capa de panko y un intenso y agradable sabor. Difícil de comer con los palillos, tuvimos que echar mano del tenedor.
Para equilibrar la fritura pedimos una Ensalada de tomate ($65) fresca y sencilla. Sólo llevaba jitomate bien maduro y sin piel. Era deliciosa y sutil, con el aliño a un costado para sazonar al gusto.
Como ya comentamos, el servicio fue un tanto desordenado y esto se reflejó en los tiempos, así que de pronto le trajeron a Gerardo su sopa Wanmono Miso Shiru ($60), que estaba sabrosa, sin ser la mejor que ha comido.
Siguió un Sashimi grande ($450), anunciado en la carta como de “siete pescados”. Era de corte fino, hermoso a la vista y agradable al paladar.
¡Sólo que en vez de siete, nos llevaron seis pescados! Grave descuido. Constaba de robalo, salmón, atún, sardina, huachinango (maravilloso) y pulpo (el peor de todos).
Después le trajeron a Eva una Kinoko soba ($160); una  sopa de tallarines con hongos. El sabor del trigo combinaba perfectamente con los hongos y el caldo, sutil, se integraba sin competir.
Elegimos para acompañar un vino de corte, de Argentina. Frutal, pero con buena estructura y ligeramente especiado: Clos de los Siete, 2008 ($990).
Por fin trajeron las Mushi Gyoza de pollo y camarón ($100). Por descuido Gerardo empezó a comerlas antes de fotografiarlas. Tenían buen tamaño, estaban cocinadas al vapor y bien condimentadas.
Ya para terminar este delicioso recorrido ordenamos un Rib Eye (Ribui Nin Niku) asado a la plancha y aderezado con ajo ($220). El corte era muy delgado, y venía acompañado de algunos vegetales. Por la intensidad de sabor fue perfecto para terminar con los platos salados.
Como postre nos fuimos a lo mas sencillo pues la oferta no era muy amplia. Ni siquiera figuraban en la carta. Gerardo, en su versión dietética, ordenó una simple copa de lichis ($120). Simple, pero muy sabrosa.
Y Eva prefirió tres Mochi (helado cubierto con una masa de arroz -$135): uno de frijol dulce, otro de vainilla y el clásico de té verde que le parecieron deliciosos. Y como digestivo Gerardo tomó su acostumbrado Strega ($120) y Eva lo acompañó con un Amarula ($60).
A la belleza del lugar se sumó lo razonable de los precios, que contribuyeron al encanto cuando llegó la cuenta. Y así, en una sofisticada atmósfera, terminó la velada.

Dirección: Temístocles 61, colonia Polanco, México Distrito Federal
Teléfono: 5281 4226 y 5281 8112
Página web: http://www.toritori.com.mx/
Horarios: Lun. a Dom.  de 13:00 a 00:00 hrs.

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